¿Y si tuviéramos sobreponderado el consenso?
La construcción ideológica del consenso es brutal. Parece la expresión máxima de la capacidad de comunicación humana es ponernos de acuerdo, sentarnos a hablar personas con varios puntos de vista de partida y salir con uno solo. Así dicho, mola.
¿Puede haber algo más allá?
Es una buena pregunta. Hay que comenzar a interrogarse sobre lo evidente como práctica profiláctica.
Sí. Hay algo más allá. [Modo star wars on] El consenso oscuro es. Poderosa la seducción del consenso al fascismo llevar puede. [Modo star wars off] El consenso como absoluto ahoga bajo una pátina de acuerdo dialogado todos los caminos bifurcados. Dicho de otro modo, lo primero que hay que hacer para llegar a un consenso es podar, eliminar ‘las cosas raras’. Y eso es malo. Muy malo.
¿Entonces?
Es necesario comenzar a respetar las opiniones divergentes. Ser capaz de no escandalizarse con los que piensan diferente. Esto es innegablemente necesario e imposible de soslayar en este momento en que la globalización está ya implantada, pero aún no acabó de eliminar todos los reductos de particularización social y, o, ideológica.
Bien. Respetamos lo diferente. ¿Fin de trayecto o puede haber algo más allá?
Wow.
Innegablemente. Hay algo más allá con un poder tan extraordinario que puede invertir el rodillo homogeneizador de la idiotización de masas. Consiste en tener un interés genuino en las expresiones culturales y, o, opiniones divergentes. Estar persuadido de que lo interesante está en la frontera. Y es que sólo desde la contemplación de estructuras ideológicas ajenas a las nuestras podemos repensar lo aparentemente obvio y empoderarnos para ser sujetos de cambio en una sociedad de consumo que presiona para convertirnos en objeto.
Y como dice mi hijo: ¡He dicho! Que por la tripa te corre un bicho.
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