Estaba dando vueltas a varias ideas que tengo para una ponencia en un curso titulado ‘Enseñar y Aprender con las Redes Sociales’ y estaba en la tarea de agrupar notas.
- La idea base del conectivismo y aquellas frases lapidarias y acertadísimas de Karen Stephenson, el ‘I store knowledge on
my friends’. Y yendo más lejos, la capacidad de hacer que repositorios comunes como Wikipedia –u otros más fiables- sean el soporte de mis conocimientos. Esto es capital: yo decía en una charla a unos padres que se quejaban de que sus hijos no sabían ya nada de historia que eso era falso. Sus hijos sabían prácticamente lo mismo que los padres –prácticamente nada a no ser que demos valor a un montón inconexo de datos aprendidos de memoria y muchas veces descontextualizados-. Pero sin embargo, sus hijos tienen la posibilidad de recuperar cualquier dato histórico en segundos, con sólo acudir a la Wikipedia con su móvil. Y de contrastarlo con centenares de otras fuentes si es que así lo desean, lo que estaba casi vetado a nosotros, que nos teníamos que creer a pies juntillas lo que nos decía el profesor. ¿Ejemplos? A mí me decían que el Cid amaba a España y por eso conquistó Valencia, para dársela al rey, aunque luego me he enterado que España no existía aún y que podría ser que conquistara Valencia para conseguir ser nombrado Rey él mismo. ¡Vaya!. ¿otro? A mí me enseñaron que masturbarse te dejaba ciego, incluso antes de que supiera lo que era masturbarse. Por cierto que esa segunda parte no me la enseñaron. Los conocimientos de Wikipedia padecen la ‘maldición de la cuádruple I, es decir, son inciertos, por incompletos, y, o, inconsistentes, y, o, imprecisos, por lo que entran en juego medidas de certeza, grados de credibilidad’ Gómez, Asunción, Natalia Juristo, César Montes, y Juan Pazos. Ingeniería del Conocimiento. Madrid: Ceura, 1997. Vamos: nada diferente que los conocimientos que recuperes de cualquier fuente: incluido el maestro o el libro de texto.
- El miedo de la comunidad educativa a las redes sociales que han hecho prohibir su uso sin tratar ni siquiera de ver cómo servirse de él en colegios e institutos de varias comunidades autónomas. De vergüenza. Miedo a aprender en las comunidades educativas. Y esto, que no se me tome como una chulería, pero no lo discuto. Que los padres y profesores odien por igual las redes sociales no se deben a una comprensión de sus bondades y maldades si no a la intuición CIERTA de que jamás van a manejarla como sus hijos. Es como si mis padres no me dejaran aprender inglés porque luego no fueran a entender lo que yo dijera.
- Esto anterior deriva, a la luz de la Reproducción de Bourdieu y Passeron en un incómodo resultado (Por recordar: la Reproducción constataba que las instituciones educativas estaban sirviendo para adoctrinar a los educados sobre ciertos esquemas e impedir con violencia simbólica el que se cuestionen el sistema). ¿Cuál es el resultado? Pues que si el maestro –léase padre- hace la tarea que le es propia en este nuevo modelo de comunicación difícil de comprender para los que tenemos más de 30 años, se debiera dedicar a poner a disposición del alumno materiales y dejarle qué el mismo saque conclusiones por la conexión de estos con otros, según su comprensión de los mismos. Esto da vértigo, porque si aceptamos Web2.0 como instrumento de enseñanza, se abdica del dudoso derecho a inyectar los resultados en la cabeza de los alumnos/hijos, sino que se les debe dar capacidad de crítica para que ellos lo busquen, lo que puede resultar en que concluyan resultados ‘inesperados’ o incluso ‘indeseados’.
En fin, sólo tenía unas cuantas notas deslavazadas, pero ya no pienso molestarme más, porque encontré esto otro. Brillante, claro, conciso y extraordinariamente preciso y cuasiesloganizado. ¡Jodo petaca!
El internet nos puede colocar en la misma posición de los vasallos del rey de que nos habla Sócrates para quien la escritura iba a deteriorar la memoria. Este miedo y ansiedad son propias de personas inseguras que pueden ver socavados sus fundamentos chamánicos cuando cualquiera pueda acceder a la información antes reservada a ellos. Por eso muchos profesores se asustan ante estos cambios porque ven amenazada su posición cómoda de repetidoras de estaciones obsoletas o de su ineptitud.Aunque es una herramienta poderosa para la educación, los mismos docentes al mostrarse reticentes a estos cambios impiden que el alumno asuma una posición activa que es la que debe perseguir un educador que se precie de serlo. Del monolog(u)ismo del texto al polilog(u)ismo del hipertexto José O. Alvarez Ponencia presentada en la Segunda Conferencia de Literatura Iberoamericana Florida International University Octubre 28-30, 1999
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